Tenemos que ir a una Reforma del sistema que abarque la procuración e impartición de justicia, necesitamos hacerla más accesible a todas y todos.
Me dio muchísimo gusto regresar a la FCPyS de la Universidad Nacional Autónoma de México, hace casi veinte años, se convirtió en uno de los espacios más sonoros frente a la batalla por la democratización de los medios. Una etapa que recuerdo con enorme satisfacción intelectual y académica, en la que pude compartir y transmitir a varios grupos de jóvenes increíbles, extraordinarios, no sólo mi conocimiento de algunos temas relacionados con la comunicación, el derecho, la historia, sino también mi experiencia personal en el ejercicio de responsabilidades públicas.
Hoy evoqué esos momentos de diálogo y debate con mis alumnos, de lecturas recomendadas, de consejos para la vida; y por supuesto, que reconocí que mi entorno personal, y profesional, ha estado rodeado de su entusiasmo e ideales de esos jóvenes que fueron mis alumnos, y que incluso, hoy varios de ellos son mis colaboradores principales.
Me entusiasmó como la primera vez, recorrer sus pasillos, observar y reconocer que como antaño, estos siguen cubiertos de mujeres y hombres en busca de sueños individuales y colectivos, de estudiantes apasionados, críticos, agudos e informados.
Volví además, para plantear los retos y oportunidades de la Reforma Judicial, en un intercambio respetuoso y fraterno con dos buenos amigos: Alfredo Figueroa y Arturo Chávez.