Gracias Presidente ¡Hasta siempre!

Gracias Presidente ¡Hasta siempre!

Estas semanas finales del mandato del Presidente Andrés Manuel López Obrador, hemos vivido un fenómeno inédito en la vida política de México: el enorme cariño y emoción con que lo despiden y le dan las gracias personas de todas las clases sociales, pero particularmente la manera en que lo abrazan y lo quieren los más pobres, los más humildes, los más desfavorecidos, y los más agradecidos. Porque a ellos dirigió su mirada y su esfuerzo, y los reivindicó como su opción preferencial en el ejercicio del gobierno. Y ahí se condensa la fórmula: amor con amor se paga.

Hoy concluye su gobierno con el éxito que labró cada día, y deja una honda e indeleble huella en el registro de la historia. Quienes quieran encontrar la explicación de este fenómeno popular, tendrán que hundir su mirada más allá de su estilo narrativo, para encontrar los hechos, y la densidad de sus objetivos, de sus ideas. Tendrán que hacer a un lado el odio y la ira que los ciega; quizá lo puedan lograr ahora que ya no lo verán tan seguido y les venga un poco de calma.

Es que Andrés Manuel López Obrador es un fenómeno social, cultural y político que no ha querido ser estudiado, ni comprendido en sus causas más profundas por sus detractores. Frente al mayor poder y aprecio popular juntos, que haya tenido un presidente mexicano en más de siglo y medio, sus detractores sólo tuvieron imaginación para la calumnia, lo acusaron de narco-presidente. A él le endosan su odio, y le escrituran la polarización. Creo que él sólo la atizó para demostrar que ya estaba ahí, en la enorme desigualdad social y económica. La tomó como método de definición política, y con ello logró revelar su causa profunda y antigua: la permanente humillación que nuestro modelo de “convivencia”, realiza hacia la mayoría del pueblo de México. Y de paso colocó con la genialidad de su comunicación política sus razones ideológicas sobre las formas irracionales, inhumanas, de las ganancias económicas, la explotación del trabajo, la avaricia de la acumulación de dinero y el elitismo discriminatorio como un germen que se anida en buena parte de la sociedad mexicana.

Con ese liderazgo que la historia escrutará por mucho tiempo más, he tenido la fortuna de una relación franca y abierta, en la que hemos tenido diferencias y muchas coincidencias a lo largo de casi dos décadas. Andrés Manuel López Obrador ha sido muy generoso y solidario conmigo en los momentos más adversos, jamás me condicionó su apoyo y respaldo, y eso lo llevo en mi corazón por siempre. Me enorgullece que hayamos consolidado nuestra amistad y que – como tantas veces lo conversamos – termináramos aliados y luchando juntos por el mismo proyecto.

 “Corral, nada contra el proyecto esencial”,
 “Nada, Presidente; usted lo verá”.

Gracias Presidente ¡Hasta siempre!

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