Irrumpieron los jinetes del Apocalipsis: la guerra Hamas-Israel

Irrumpieron los jinetes del Apocalipsis: la guerra Hamas-Israel

¿Cómo es posible que hayamos llegado a tales niveles de destrucción? ¿Cómo entender la invasión de Israel por terroristas de Hamas, matando indiscriminadamente civiles, secuestrando personas, niños, personas mayores?"

En estos días de octubre hemos visto espantados la guerra que ha estallado entre el grupo terrorista Hamas de Palestina y el estado de Israel, atacado por sorpresa, y la fuerte reacción de este último. Dada la violencia empleada, con cientos de víctimas en ambos lados, especialmente población inocente, parecería que irrumpió el jinete del Apocalipsis, el de la guerra destructora (Apoc 9,13-19).

Los cohetes, los misiles, los drones, los tanques, los bombarderos, los cazas, las bombas inteligentes y los propios soldados, hechos pequeñas máquinas de matar, se parecen a figuras salidas de las páginas del libro del Apocalipsis.

Todos los que venimos de una visión pacifista del mundo, de la ecología, de la integración armónica de las oposiciones, del proceso evolutivo, concebido como abierto para formas cada vez más complejas, altas y ordenadas de relaciones e incluso las advertencias del Papa Francisco sobre la alarma ecológica, nos preguntamos angustiados: ¿cómo es posible que hayamos llegado a tales niveles de destrucción? ¿Cómo entender los fenómenos que acompañan el escenario de esta guerra, como la invasión de Israel por terroristas de Hamas, matando indiscriminadamente civiles, secuestrando personas, niños, personas mayores y militares, las fake news, la distorsión planeada de los hechos y la manipulación de las creencias religiosas? Es importante no olvidar los muchos años de durisima y violenta dominación de Israel sobre la región de Gaza y los palestinos en general. Esto ha provocado resentimiento y mucho odio que está en la base de los permanentes conflictos en la región. Pero todo esto no acalla la pregunta: ¿ qué es lo somos nosotros, seres humanos, capaces de tanta barbarie?

Y las guerras se han transformado cada vez más en guerras totales, causando más víctimas entre las poblaciones civiles que entre los combatientes. Max Born, premio Nobel de física (1954) denunció la prevalencia de la matanza de civiles en la guerra moderna. En la primera guerra mundial murieron sólo un 5% de civiles, en la segunda guerra, el 50%, en la guerra de Corea y Vietnam el 85%. Y datos recientes muestran que contra Irak y la ex-Yugoslavia, en Ucrania el 98% de las víctimas son civiles. En la presente guerra, entre el grupo Hamas e Israel los datos deberán ser de proporciones semejantes, por lo que se deduce de las palabras amenazantes del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.

Según el historiador Alfred Weber, hermano de Max Weber, de los 3.400 años de historia de la humanidad que podemos datar con documentos, 3.166 han sido de guerra. Los restantes 234 no han sido ciertamente de paz sino de tregua y de preparación para otra guerra.

Frente a este drama que da miedo irrumpe una pregunta radical: ¿Cuál es el sentido del ser, de la vida y de la historia? ¿Cómo iluminar ese anti-fenómeno?

No tenemos otra categoría para iluminar ese enigma sino reconocer que es la explosión y la implosión de la demencia, inscrita en el ser humano, tal como lo conocemos. Somos también seres de demencia, de exceso, de voluntad de dominar, estrangular y asesinar. Esto fue ampliamente ilustrado en las guerras del siglo XX que causaron la muerte de 200 millones de personas y en los actos espectaculares perpetrados por el terrorismo y fundamentalismo islámico como la destrucción de las Torres Gemelas en Estados Unidos y actualmente por el sorprendente y terrible ataque de las milicias de Hamas (parte rechazada por los palestinos) al estado de Israel.

Lo enigmático es que esa demencia viene siempre junto con la sapiencia. La sapiencia es nuestra capacidad de amar, de cuidar, de extasiarse y de abrirse al Infinito. Somos, simultáneamente, todos sin excepción, sapiens y demens, es decir, seres humanos sapientes y dementes.

El paradigma dominante de nuestra cultura, asentado sobre la voluntad de poder y de dominación, creó las condiciones para que nuestra demencia colectiva se manifestase poderosamente y predominase. Ese espíritu de guerra está presente en la economía de mercado financierizada, en la guerra del trigo, del maíz, de los automóviles, de las computadoras, de los móviles, de los grupos religiosos y hasta de los centros de investigación.

Por otro lado, nunca dejó de aparecer, en ningún tiempo, también nuestra dimensión sapiente. Plazas de todo el mundo se llenan de multitudes clamando por paz y nunca más la guerra, siempre que aparece la amenaza de conflicto como forma de resolver problemas. Líderes políticos, intelectuales y religiosos, alzan su voz y alimentan el lado luminoso y pacífico de los seres humanos y no nos dejan desesperar. Jesús, San Francisco de Asís, M. Gandhi, Luther King Jr, Dom Helder Câmara, entre otros se transformaron en referencias de la anti-violencia y en paladines de la paz.

¿Qué salida encontraremos para este problema con dimensiones metafísicas? Hasta hoy no sabemos exactamente.

La salida más realista y más sabia parece ser la expresada en la oración de la Paz de San Francisco de Asís, el hermano universal, de la naturaleza, de los animales, de las montañas y de las estrellas. En esa oración, ampliamente divulgada y hecha credo común por el macroecumenismo, es decir, por el ecumenismo entre las religiones y las iglesias, encontramos una clave iluminadora.

Los términos de la oración dejan clara la conciencia del carácter contradictorio de la condición humana, hecha de amor y de odio, de sapiencia y de demencia. Se parte de esta contradicción, pero se afirma confiadamente el polo positivo con la certeza de que él limitará e integrará el polo negativo.

La lección, subyacente a la oración de San Francisco, es esta: no se cura la demencia sino reforzando la sapiencia. Por eso, en sus palabras: “donde haya odio, que yo lleve amor; donde haya discordia, que yo lleve unión; donde haya desesperación, que yo lleve esperanza; donde haya oscuridad, que yo lleve la luz”. Porque es más importante “amar que ser amado, comprender que ser comprendido, perdonar que ser perdonado, pues es dando como recibiremos y muriendo como se vive para la vida eterna”.

En esta sabiduría de los sencillos quizá se encuentre el secreto de la superación de las voluntades que quieren la violencia y la guerra como forma de resolver conflictos o de hacer valer los intereses de unos contra los otros, como está ocurriendo en la actual guerra Hamas-Israel.

El camino de la paz, enseñaba Gandhi, es la propia paz. Sólo medios pacíficos producen la paz. La paz es, a un tiempo, meta y método, fin y medio. Ojalá ese espíritu acabe triunfando sobre la violencia brutal en la presente guerra, profundamente asimétrica, entre el pequeño y violento grupo de Hamas y el también pequeño pero poderoso estado de Israel.

Leonardo Boff ha escrito: La búsqueda de la justa medida (I y II), Vozes 2023; La oración de San Francisco: un mensaje de paz para el mundo de hoy Vozes y Sal Terrae 2014; Fundamentalismo, terrorismo, religión y paz

Fuente: https://leonardoboff.org/2023/10/11/irrumpieron-los-jinetes-del-apocalipsis-la-guerra-hamas-israel/

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