Gerardo Fernández Noroña es un hombre íntegro, decente y de convicciones firmes, la empatía con estas características ha forjado una admiración que ha decantado en una amistad sincera, que celebro y me enorgullece; y a pesar de las diferencias literarias, hoy su defensa ante la abyección y mezquindad, me confirma su honorabilidad, y me hace valorar aún más su siempre férrea defensa de la verdad ¡Gracias camarada!